La pinsa tiene su origen en la Antigua Roma, y comparte características con otro clásico de la gastronomía italiana como es la pizza. Pero, como veremos, hay ciertos matices que las diferencian.
La primera la encontramos en el nombre: «Pinsa» no es «Pizza«.
El término «Pinsa» proviene del latín «pinsere» que significa «machacar, presionar, aplastar», que es la forma de «amasar» la masa de la pinsa al prepararla.
La segunda diferencia con la pizza aparece a primera vista: en vez de ser redonda, la pinsa es ovalada.
También la manera de trabajarla es diferente a la de la pizza tradicional ya que la masa hay que prepararla con bastante antelación y tiene que reposar 48 horas.
Al tener una fermentación más larga, se vuelve más digerible y adquiere una textura y fragancias particular de la pinsa.
¿Cómo hacemos la Pinsa en Panna & Pomodoro?
Nuestra fábrica es como si fuera una pinsería, pero a gran escala: de cada bola de masa nace una sola pinsa.
En la preparación de nuestra pinsa se utiliza un mix de harinas, que necesita una cantidad mayor de agua y una masa madre llamada también «Biga», que le proporcionará consistencia y sabor. Llegará a sus 48 horas de fermentación para luego pasar a ser cortada y estirada manualmente.
Utilizamos un horno de piedra refractaria para hacer una pre-cocción de la masa, en la que cuidamos que la parte inferior quede con un punto crujiente. El último toque de la cocción la darás en casa con tu horno.
Con cualquiera de nuestras diferentes Pinsas Romanas el resultado será excepcional:
Porque en cualquiera de estas pinsas probarás una masa liviana, con un exterior crujiente, una miga suave y aireada en su interior, y unos ingredientes especialmente seleccionados por su calidad y sabor. El aroma te irá anticipando la experiencia que, finalmente, te lo confirmará tu paladar.
Hemos recogido la tradición romana y sumado nuestra experiencia en masas para pizza para poder llevar a tu hogar una pinsa única, con una receta tan sencilla y antiquísima que ha vuelto para quedarse.
